miércoles, 22 de febrero de 2012

Malo conocido, que bueno por conocer


Como reza el dicho popular; en Hollywood no pierden el tiempo para hacer gala en sus películas de la verdadera industria nacional; que no es sino la de la industria del miedo. Esta vez llega tratada de una manera diría inusual y sorpresivamente no galardonada como candidata para los Oscars venideros, de la mano de una incomprensible película (por donde quiera que se la mire) biográfica de la vida de Edgar Hoover. La película no es otra sino, que "J.Edgar" reciente estreno en nuestro país de la última obra del ya, a juzgar por la película, harto de clichés Clint Eastwood; pues sí un cliché más y el tío revienta.
Más allá de ser tediosa, y de recaer en lugares comunes; como el hecho de que se lo muestre a Hoover como un tipo que se muestra duro y autoritario y al mismo tiempo saliendo del placard disfrazándose con el vestido de su madre difunta; la película no sabemos bien hacia donde apunta. No sabemos cuál es la real intención de Eastwood cuando la realizó: es un mar de contradicciones y por ese honra a mi blog esta entrada; lo que sí sabemos es que la contradicción reflejada no parece ser sino, la contradicción no de un individuo, sino la de toda una nación entera.
En la década del veinte, Hoover al frente del FBI (como director del mismo) se alza contra las redadas comunistas; la "seguridad" se instalaba entonces como el principal tema de preocupación que haría temer el sueño norteamericano: los asquerosos rojos luchaban unidos huelgando por sus derechos como trabajadores parando las minas por jornadas enteras; era una situación que no podía continuar ni un solo día más. Las amenazas de bomba parecían multiplicarse en pancartas apenas impresas en imprentas de poca monta; por lo que había que actuar; había que reprimir a quienes se sublevaban y evitar la posible anarquía. La sociedad debía entender que debía regir un orden y que el enemigo estaba en casa. Con la Depresión de 1929; el hambre, la desocupación y la miseria hicieron que nuevamente los obreros se alzaran a luchar por lo poco que les pertenecía y a simpatizar nuevamente con los comunistas, los anarquistas; y con los devenidos gángster de poca y mucha monta que ajusticiaban al pueblo robando los bancos. El enemigo se tornaba héroe; se develaba nuevamente la máscara que parecía esconder hasta lo imposible, el rostro del verdadero malo, que no era el que había que conocer. Como siempre no faltaron las estrategias mancomunadas, y nuevamente el pueblo supo dormirse en el sueño de tener más despertándose temiendo perder lo poco que tenía, adormilado y seducido con las nuevas historias que la pantalla tenía para mostrar de mafiosos que aniquilaban gente y que traicionaban a la nación. Debieron establecer entonces; el orden por encima de todas las cosas, y no hay orden sin control; sin el Estado vigilante que todo lo ve; por ende aquí vino el magistral Hoover; (a quien no sabemos todavía si es que Eastwood lo admira o lo detesta) estableciendo el registro de personas mediante un sistema centralizado de huellas digitales, detallando cada dato identitario de cada individuo; así con facilidad sería asequible condenar a quienes hicieran "peligrar la nación" y así "salvar al país de las revoluciones". La prensa por supuesto, y como dudar de su incondicional lealtad hicieron lo suyo; en el espectáculo de la vida de una nación que dejó de soñar despierta con ser más igualitaria y equitativa y donde los niños soñaban con unirse al FBI y ya no en convertirse en los olvidados héroes anarquistas.
Hoover murió al servicio de una nación de historia inverosimil a la que supo domesticar; cargándose enemigos de una calaña y peligrosidad tan diversas como las de Goldman (a quien deportó por sus ideas rojas), asaltantes de bancos (Dillinger, Baby Face Neldon, etc), y Martin Luther King: a quien temía acérrimamente por considerarlo un personaje que propiciaba la tragedia nacional con su "despertar de conciencias".
En fin, creo que no es casual que nuevamente sientan que el enemigo está en casa; y que recurrirán a todo aquello que tengan a mano para plantar historias de enemigos viejos, de enemigos nuevos. Tomarán el mapamundi y girándolo se abocarán a encontrar nuevas tierras para devastar y distraer. Porque esa es la cuestión: desviar la atención: con una película, como la de Eastwood; con un escándalo, con un affaire y de ser necesario (sabemos que siempre lo es) con una guerra, por qué no. Cuánto más dramatismo haya en la historia que se inventen, más impacto saben generarán.
Es llamativo como de a poco las masas se están movilizando; es al menos inquietante. Los momentos de ebullición social hacen que a uno le den ganas de que finalmente todo como una gran burbuja explote y de las mentes broten verdaderos borbotones de ideas, de ganas de cambio, de revoluciones, de derechos; como si las mentes se abrieran de par en par como melones maduros y amarillos. Las movilizaciones de los indignados en EEUU dejaron de ser simplemente un resabio de ideas hippies pacifistas de algunos que quisiera recrearse un Woodstock. Hoy las masas están dejando de a poco de creer la mentira del sueño americano. Los movimientos de "Ocupa Wall Street" con las cientos de miles de personas manifestándose por todo el país, nos hablan de un tiempo de cambio, de nuevas oportunidades, de revelaciones en una nación que se ha opuesto en el devenir de su historia a conocer su verdadero enemigo que no es sino el de su propia credulidad. Eastwood por su parte, desde la cinta hace un pobre intento; como lo hace cada norteamericano que alcanza cierta conciencia en lo más íntimo de su hogar, por separar en todo momento las responsabilidades y culpas del FBI de las de la Nación; como si desde una lógica plausible en un país verosímil la una debiera subordinarse al otro. Es de cuento, pero el malo sigue siendo más bueno que el que está por conocerse.

martes, 21 de febrero de 2012

No tan cariñositos

"Revoltosito" el capitalista


Días atrás cuidando a un sobrino, me hallé sentada frente a la tv respondiendo a su demandante pedido de embobarse frente a los dibujos animados. Como era de esperarse, la criatura, de unos cuatro años, se resistió ante todos mis intentos de ver algún dibujo; se negó rotundamente a ver "Tom & Jerry" (que por cierto ahora hablan); y mucho menos quiso saber algo de "las trillizas de Belleville", que en ese momento pensé serían mi salvación ante cualquiera de esos animés sin ojos inexpresivos que bombardean la grilla infantil. En el canal de Disney estaban dando un capítulo de "Los Ositos Cariñosos"; y en el transcurso de todo el capítulo, juro no pude despegar la vista de la pantalla y parpadear bastantes veces porque no podía creer aquello que estaba escuchando.
El programa simplemente es sin lugar a dudas producto de algún macabro creativo que con métodos goebbelianos; no hace más que a través de los personajes que son en apariencia dulces y cariñosos mamíferos de felpa de color, reproducir constantemente los                                                                                              lineamientos más fieles a la  ética del trabajo capitalista.                                                                                                                                                                    
(...) "Revoltosito no tiene insignia pero igual se divierte - léase: es Revoltosito porque se divierte, y en la sociedad capitalista no triunfa quien tiene tiempo para divertirse, las "insignias" sólo pueden llevarlas quienes no se divierten, o para qué mentirnos; quienes pueden hacer que otros trabajen por ellos para divertirse- las insignias solo la llevan quienes hacen las cosas bien - porque la única manera de sustentar el sistema es que las clases media-bajas crean que haciendo las cosas bien, es decir produciendo para otros aquello que nunca conseguirán consumir, alcanzarán la insignia deseada, como si en algún momento de toda su vida de trabajo y tan sólo con el sudor de su frente pudieran alcanzar aquello que a otros les vino dado- con o sin insignia hay que hacer las cosas bien (...) Generosita cree que a veces producir es bueno (...)" ...y así sucesivamente continuaban los mensajes cuasi satánicos que parecían haber salido de un disco de The Beatles tocado al revés.
Este programa se transmite en varias señales del cable, en diversos horarios; pero me temo que no es el único programa que utiliza no vanamente, las mismas deshonrosas estrategias para estupidizar, aclimatar y mediocrizar a los futuros productores del mañana.
La idiosincrasia capitalista, en sus rasgos más temperamentales pareciera entonces dibujarse hasta en el sueño de nuestros hijos; que antes de ingresar a la escuela; como si hubiesen sido parte de una naranja mecánica sin aceitar; ya son parte del engranaje que los encontrará inconscientes produciendo para otros.
Restaría preguntarse si cabrá la posibilidad de que algún día los mismos canales transmitan dibujitos animados, cualquiera sea la forma y los colores que tengan, que despierten la conciencia temprana de los niños, antes de que sea demasiado tarde.


lunes, 20 de febrero de 2012

A modo de introducción



A quienes disfrutan solazarse por detrás de lo evidente y no temen ser tildados de locos: ¿Locura?: es solamente un privilegio de los que queremos sentipensando hacernos un lugar un poco más acá, lejos de tanta basura ya digerida, de tanta perorata banal, más cerca del aire donde todo, simplemente todo se desvanece; y lo aparente se nos vuelve distinto, y lo sencillo se torna un placer cotidiano.
Este es un espacio para poner todo patas arriba; para desmenuzar las coherencias de a poco y avivar la memoria que a veces duerme en los rincones del mundo. Bienvenidos entonces a todos aquellos que quieran despertarse. Salut!