jueves, 18 de diciembre de 2014

Cine y Navidad: clásicos para recordar

El Joven manos de tijera
Llega el mes de diciembre y los supermercados y las tiendas se visten de rojo y verde, las góndolas se atiborran de panes dulces, turrones, malvaviscos y en los hologramas y etiquetas un gordo de barba blanca que viste terciopelo rojo sonríe al grito estampado en un globo de historieta de: -jo, jo, jo!
Afuera, sin la ayuda del aire acondicionado (diferencia a veces entre morir o vivir), los 35 grados a la sombra  distan bastante de los kilómetros de nieve, de  las chimeneas humeantes y de los mitones entrelazados de niños cantando villancicos.
Sin embargo, en estos pagos latinos del señor, si uno dice  “Navidad” es imposible que, como en un diván imaginario con Woody Allen detrás del sofá escuchando el listado de asociación libre que regalamos al viento, todas estas imágenes no nos transporten al invierno en que debajo del muérdago uno regala un beso y espera a las doce para ver si este año se portó bien y los regalos que dejaron debajo del árbol lo certifican.
Cualquiera sea el sentido que esta fecha tenga para cada uno, el cine plasmó las historias que inmortalizadas en la pantalla grande, nos acompañan desde siempre a la hora de brindar.
A continuación, algunas películas que acompañan la escena verdirroja. 


MI POBRE ANGELITO I y II:
Es Navidad y el enfant terrible Macaulay Culkin se encuentra solo en casa. Como por acto de un milagro navideño toda su familia se fue de viaje y lo abandonó a su suerte con
toneladas de helado, películas prohibidas e incursiones en el mundo adulto. Kevin se afeita por primera vez, hace amistades con un supuesto vecino asesino, roba en una tienda un cepillo de dientes y es el terror de los deliverys del vecindario.

Mi pobre angelito
Como si fuera poco, unos ladrones (los bandidos mojados: Joe Pesci y Daniel Stern) deciden robar su casa en la nochebuena. Lo que sigue es un clásico, que millones de niños hemos visto hasta el cansancio repitiendo frases como “guarda el cambio inmundo animal” y otras de la épica saga que debió continuar, esta vez en Nueva York, luego de que la primera película recaudara en su primer fin de semana de estreno 17 millones de dólares en 1202 de las salas de cine en las que se estrenó. Así Chris Columbus, lleva a Kevin a Nueva York en un avión en el que no viaja su familia. Pelea con los mismos ladrones, que van por la tienda del Señor Duncan, un juguetero que aporta mística a la película; y se aburguesa en un hotel de cinco estrellas dando chicles de propina. Ineludibles joyas navideñas.



EL JOVEN MANOS DE TIJERA:
Las navidades de Tim Burton deben haber sido algo tristes. Al menos eso parece viendo sus películas, no por ello menos intensas.
En “El joven manos de tijera”, Kim (Winona Ryder) cuenta la historia de por qué nieva en Navidad. Parece ser que todo empieza cuando su madre vendiendo cosméticos encuentra a un ser extraño de nombre Edward (Johnny Deep) que ha sido creado por un inventor (la aparición de Vincent Price vale toda la película entera) que murió antes de colocarle manos en lugar de las tijeras que lleva. De solitario morador, pasa a ser el vecino peluquero que enamora solteronas y rompe corazones juveniles. Mientras la ciudad se repleta con paisajes arbolados sin forma de árbol, y las cabezas lucen raros peinados nuevos, el amor de ellos muere cuando nace la navidad.
Es un cuento de esos para guardar en una cajita que trae como sorpresa, la música del excéntrico cliché Burton: Danny Elfman. 

El extraño mundo de Jack










EL EXTRAÑO MUNDO DE JACK:
Del emporio Burton, este musical made in Elfman, “El extraño mundo de Jack” es la historia de Jack Skellington, el rey calabaza de Halloween Town. Cansado de celebrar Halloween descubre la navidad y decide mejorarla, haciendo peligrar con sus patrones de belleza y felicidad, la navidad en el mundo real. La película entera está realizada con la técnica de animación en volumen (stop motion) y es un mix delicioso entre dibujos delirantes e ironía sonora.


NAVIDAD BLANCA: 
Un clásico de la época del Rat Pack y los señores guapos con gomina y sombrero. Es la historia de los soldados Wallace (Bing Crosby) y Davis (Danny Kaye), que habiendo regresado de la Segunda Guerra Mundial, deciden ayudar montando un espectáculo junto con un par de bellas hermanas cantantes (Vera Ellen y Rosemary Clooney) para ayudar a su general que se ha jubilado y está pronto a la quiebra. La película es una joya musical, que merece un lugarcito en nuestra agenda cinéfila. “White Christmas” en la voz de Crosby con cajita musical de fondo incluida es el equivalente a un paseo por las nubes sin boleto de regreso.



MILAGRO EN LA CALLE 34:

Santa es contratado por la tienda Cole´s para recibir los pedidos de los niños que se portaron bien. Cuando la tienda rival empieza a perder ventas, deciden poner en duda su identidad. ¿Es Santa quien dice ser? ¿Existen realmente Santa Claus, Papá Noel, San Nicolás; o son producto de la imaginación colectiva? En la remake (el primer filme se estrenó en 1947 y contaba con Maureen O´Hara y John Payne en el reparto) con la niña de Matilda (Mara Wilson), el pueblo de Nueva York, los trabajadores del subte y hasta Coca Cola salen en su defensa y gritan creer. Creer o reventar. 


LOVE ACTUALLY:
Con un elenco de otro planeta (Hugh Grant, Colin Firth, Alan Rickman, Emma Thompson, Laura Linney, Keira Knightley, Rowan Atkinson, Liam Neeson y Bill Nighy, entre otros), y una banda sonora para escuchar más de una vez, con canciones de The Beach Boys, Ottis Redding y Norah Jones, la película es un compendio de las minúsculas historias de amor en navidad del Primer ministro, de un viudo que se enamora de Claudia Schiffer, un ex rockstar venido a menos y una pareja de estrellas del porno, con el particular humor inglés y pochoclos que nevados pueden disfrutarse mientras tanto.







EL GRINCH:

Dirigida por Ron Howard, el genio detrás de Una mente brillante y la saga de Dan Brown (“El Código Da Vinci” y “Angeles y demonios”), el Grinch es la reencarnación de Jim Carrey en este personaje típico del universo de los “quienes”. En el pueblo Quién un personaje de cuentos verde, planea robar la Navidad. Harto del júbilo alrededor de los regalos y sonrisas que no le son entregadas, decide darles una lección a todos y secuestra a Santa Claus. Cuando cree haber cumplido su objetivo, Cindy Lou Quien, una pequeña niña del pueblo, le enseñará los motivos por los que la Navidad puede hacer crecer su pequeño y verduzco corazón.
Jim Carrey brilla como es usual al ritmo acompasado de los versos en los que la película se va contando.


Como para muestra sobra un botón, estas fueron las elegidas para esta Navidad. ¿Cuáles son las tuyas?

miércoles, 17 de diciembre de 2014

CULTURA UNIDA




La cultura se abrió camino.
JUEVES 18, 18HS
SE VOTA LA LEY
DE CENTROS CULTURALES

Convocamos a apoyar a la cultura independiente con el aplauso más grande de la historia. El momento es ahora!
Jueves 18, 18hs en la puerta de la Legislatura Porteña - Perú 160




El pasado jueves 7000 personas se unieron en una manifestación por la cultura independiente en la puerta de la Legislatura Porteña para pedir entre otros puntos una Ley de Centros Culturales que los represente y los cuide. Finalmente esta ley será votada este jueves 18 de diciembre.
Se redactó un proyecto de ley de Centros Culturales que se presentó por iniciativa popular con el apoyo de 30 mil firmas, se realizó un festival en contra de las clausuras ilegítimas denominado La Cultura NO se Clausura, se intervino la Agencia Gubernamental de Control con guitarras y canto, se realizó una intervención con arte y paz frente a la Legislatura, se pide con respeto y alegría, se reclama un derecho vital. Es tiempo de que se apruebe la ley como los centros lo reclaman, es hora de que permitan a los artistas trabajar libremente en la vía pública que es de todos y que le den el gusto a la ciudad de seguir creando sin controles ideológicos o abusos de poder.
Cultura Unida es un movimiento que nuclea a distintas organizaciones culturales (MECA, ESCENA, ARTEI, FAAO, Potencia Unida, La Cultura No Se Clausura, Seamos Libres, Roja y Blanca y Abogados Culturales), en representación de docentes, estudiantes, músicos, bailarines, actores, Artistas ambulantes, centros culturales, espacios de arte, casas de artistas, teatros, peñas, milongas, gestores culturales, y público
Cultura Unida convoca a recibir esta ley con el aplauso más grande de la historia.



martes, 2 de diciembre de 2014

Sin Brothers


Los Sin Brothers son una orquesta típica de cuerdas y voces que propone un viaje musical a los años  30´ y 40´ conociendo el swing de Oscar Alemán, paseando por los pasillos del folk y haciendo un guiño a las primeras épocas del rock.
Con Lucas Corsi en ukelele, Franco Sachetto en banjo y Cristian Domínguez en contrabajo, este trío - que ha recorrido escenarios tandilenses y diversas ciudades del país - invita a soñar desde la butaca en el intento por quedarse sentado y no mover los piecitos.

Es un viernes de noviembre, y un fin de semana largo comienza en la bohemia San Telmo de Chez Praliné. En un par de días, los Sin Brothers cerrarán en el Teatro Mandril el Ukelele Argentina Festival, en un fin de semana agitado que los aleja de su Tandil natal. 
Cuando el acústico da lugar a la música de fondo (suena Beirut, y el piano de "Un dernier verre (pour la route) invita a acercarse), la terraza se presta a conversar. 
Es Lucas Corsi, quien como un líder nato se me acerca, sin nunca dejar de hablar, o como me indican después "de derrochar talento". Las siguientes son algunas de las preguntas que pude hacerle y que respondió sin calzón quitado, pero con el sombrero puesto. 
   
¿Cuáles son sus principales referentes musicales?
Si te tengo que nombrar son muchísimos, entre ellos Hank Williams, y Django Reinhardt. Más del lado del swing Django Reinhardt y un poco más del lado del folk Hank Williams. De parte del ukelele también Roy Smeck. Los Travelling también nos aportan más del lado folk. Siempre de todas formas, las influencias vienen de los años 50´para abajo como manteniendo esa estética más folk, más acústica y no tan "enchufada", sin amplificar tanto. El trío se generó más del lado folk.

¿Cómo se formó la banda? 
La movida inicial se generó en Tandil. Yo venía de Tucumán y Fran (Franco Sachetto) y Cuba (Cristian Domínguez) venían también haciendo un poco del estilo swing con una banda que se llamaba "Natural Swing" que tenía un estilo más Reinhardt, más gipsy. 
Pero ustedes tres, ¿cómo llegaron a conocerse?
Yo conocía a Franco, porque somos luthiers y empezamos a pegar onda para cantar. Armonías y esas cosas y empezamos con algunos temas. Salimos al final con cinco temas en un restaurant de acá de Tandil. La banda empezó a funcionar, y empezamos a tocar en los circuitos de gastronomía y de pronto surgió esto.

¿Les gustaría parecerse a algún otro artista o banda? ¿A cuál?
No creo que vaya tanto por el lado de parecernos, sino de tomar algunas cuestiones musicales de diversos artistas; es esta especie de reivindicación de la cuestión oldie que se ha generado mucho desde hace un tiempo que tiene también tintes contemporáneos: nosotros estamos en el 2014 haciendo música de los años 30 y los 40´pero es inevitable que la parte actual surja. No me parece que deba nombrarte ningún artista, son bases y raíces de mucha gente, como los que te he nombrado: Hank Williams, Roy Smeck, Rainhardt, Oscar Alemán; contextualizados en esta época por nosotros.






Bruce Wayne de día es empresario y de noche es Batman. ¿Los Sin Brothers tienen otros empleos más formales o son solo los Sin Brothers?  
Actualmente en mi caso, estoy laburando de luthier con arreglos e instrumentos que salen; pero sí los tres vivimos de la música. 

Si no fueras músico, ¿a qué otra cosa te gustaría dedicarte? 
Yo soy un gran chef, pero no he estudiado. He laburado mucho en cocina, y estuve en la movida, me gusta la cocina.
¿y a qué no te gustaría dedicarte? ¿Cuál sería esa profesión que decís: "nunca me dedicaría a esto"?
Uff, tantas! Igual creo que haría cualquier cosa por una cuestión de laburo, y si tengo que hacerlo lo haría porque tengo la actitud.
¿Serías asesino a sueldo por ejemplo? 
Me encantaría, como Dexter. Sería genial. Pero inteligente viste?, que nadie me descubra y pueda matar asesinos seriales, violadores y esas cosas.

¿Qué sonido amás y cuál es ese sonido que detestás?
- Es muy difícil!!! Pero, supongo que como por mi crianza me rodeé de sonidos acústicos, y escuchando el tango, las guitarras criollas y los sonidos más acústicos, más puros de la cuestión musical. Me gusta el rock, me encanta el rock enchufado, y toco enchufado también pero me gusta más la guitarra criolla, el sonido más puro, más acústico. 
Y qué sonido odio...no sé si odio algún sonido pero me caen mal varios como la cumbia mal hecha. Mal hecha porque la cumbia colombiana me gusta. Y un poco el punk porque en Tandil, que es la ciudad en la que vivo, me saturó. Es una ciudad que se caracterizó por el punk  y creo que cumplió un ciclo ya. No lo odio igual pero me parece que habría que darle lugar a varias cosas más lindas que están surgiendo sobre todo en esta época.

¿Cuáles son los planes a futuro para los Sin Brothers?
-La idea principal, actualmente es ingresar en la escena de Buenos Aires...
(-ya han entrado!)
-Estamos entrando...(risas), generando contactos con bailarines, bandas amigas; el año que viene yo creo que vamos a cerrar el año en La Trastienda.


Por lo pronto los Sin Brothers se presentan este viernes 05/12 en Chez Praliné San Telmo, y cierran el año en Tandil el 20 y 21 de diciembre con La Familia de Ukeleles.



Sin Brothers - When you smiling (Larry Shay, Mark Fisher, and Joe Goodwin)
Soundcloud: https://soundcloud.com/sin-brothers

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Meditaciones tourísticas

Todos los choferes tienen cara de Héctor. Se escribe "Héctor". Se pronunciará durante todo el trayecto: "Hetorrrr".

En todas las excursiones hay una pareja que se ama tanto que no puede soportar el no poder viajar sentados el uno al lado del otro, pero que por algún motivo deberá verse forzada a viajar separados. El viaje transcurrirá entonces entre abrazos por sobre la butaca, mensajes por celular y caras no amigables al resto de los pasajeros.

La guía es amable por la tarde, simpática por la noche, un enemigo por la mañana cuando llama al desayuno, y detestable en el viaje de vuelta.

Omnibus turísticos de la Compañía Internacional de Transportes Automotores (CITA) al pie del Cerro Tronador, 1942.








La banda sonora del viaje, a cargo de "Hetorrr", será equiparable en estilo al color fucsia del tapizado del micro.

Encontrar una excursión en omnibus, en la que la película proyectada sea un clásico del cine francés o hollywoodense, es tan probable como encontrar un libro de Adorno cuya lectura resulte equiparable a la de una novela en vacaciones.

La cumbia, el chamamé e iconos musicales como el Chaqueño Palavecino, serán el sinónimo que la empresa transportista adoptará de música popular.

En caso de aburrimiento podrá optarse por el "juego de las diferencias". Durante un largo rato se sabe, que desde las ventanillas de ambos flancos el paisaje será similar, y las vaquitas, los postes y las ovejas serán moneda corriente de un lado y del otro.

Tomar cualquiera de los brebajes ofrecidos por las expendedoras ubicadas en el omnibus, sea jugo o café, ocasionan según la Universidad de Ontario, fiebre tifoidea, parásitos y una extraña tendencia a omitir la letra "s" durante al menos quince minutos.

Siempre hay un niño pequeño, que a los gritos pelados hará justicia expresando el tedio, el agobio y la frustración colectiva.


domingo, 2 de noviembre de 2014

La muerte nos sienta bien

El culto a la vida, si de verdad es profundo y total,
Es también culto a la muerte.
Ambas son inseparables. Una civilización que niega a la muerte
acaba por negar la vida.
Octavio Paz

La muerte nos sienta bien
La calavera Katrina – José Guadalupe Posadas


La pregunta por la muerte es una constante inevitable en la vida. Vivimos con sentido porque sabemos que algún día moriremos, aunque nadie haya vuelto para contarnos cómo es el viaje. De todos los temas existenciales; es el de la muerte quizá uno de los más controvertidos y paradójicamente vitales de la humanidad. No hay manifestación de la vida que no haya reservado un espacio para representar la magnitud que; en términos sartreanos “la ya no espera del ser” tiene en esa “espera del ser”: en ese “futuro que será”.  Es por eso que no debería ser llamativo que el despliegue de celebraciones y servicios para honrar, festejar o padecer la muerte, escapan los límites de lo imaginable.

El 2 de noviembre fue el día que México destinó para la celebración del día de los muertos (el día 1 se conmemora a nivel mundial el día de los Santos inocentes y el 2 el de los fieles difuntos, en México se destina al recuerdo de los niños pequeños el 1 y el de los adultos el 2), y es la forma que han destinado a rendir culto a sus antepasados. Con orígenes que se remontan a  más de 40 grupos indígenas, este maridaje excelso producto de largos procesos culturales entre la cultura mexicana aborigen y la cultura hispánica, es la vía de escape de los dolores del alma amerindia. La fecha es coincidente con la época de las cosechas, un tiempo marcado por la abundancia, tiempo de maíz, de calabaza, de cultivos fértiles, y de campos frondosos, que devendrán en una lógica por compensar una economía desorbitante e irracional con rituales agrarios que regulan los procesos sociales. El día de los muertos en México es una salida alternativa al dolor, es festejar la abundancia, recordando con alegría la historia de quienes nos han dejado; historia que se revisita cuando todo el pueblo se viste de fiesta, y las puertas de las casas se abren de par en par recibiendo a lugareños, vecinos y extranjeros; cualquiera que pase es bienvenido a sentarse en la mesa, comer hasta reventar, brindar en nombre del difunto, y se ofrenda un fruto de los sacrificios y esfuerzos del pasado, que será compartido en el marco de la fiesta y el carnaval que orlan el júbilo del pueblo que festeja por no olvidar.

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Menos tradicionales y tal vez más comerciales, pero no por eso desinteresadas, son las costumbres que han devenido en opciones que se han asimilado en las sociedades más occidentalizadas;  desde ataúdes con los colores del cuadro de fútbol del difunto, hasta espectaculares cremaciones con servicio de azafata incluido… por el espectacular precio de y en comodísimas cuotas rezan los anuncios al pie de la avenida. Múltiples son las ofertas de los canales de tv que también a nivel mundial nos ofrecen programas que satisfacen la curiosidad de los que tal vez buscan escaparle a lo inevitable; y hacen de la vida una negación de la muerte. El fin solo es algo que puede acontecerle a una otredad; y es por eso que en la creencia de que el ocaso solo puede llegarle a otros, disfrutan solazándose mientras ven, por ejemplo, como un condenado a muerte en China, es parte de un reality show en el que se lo acompaña hasta en las horas mismas en que los ojos se cierran para no volver a abrirse. Son otros los que nos abandonan para dejar de ver lo conocido, son otros los que ya no son; son otros y no son yo.
Hay servicios en internet que prometen indicarnos la fecha en la que moriremos, algunos nos aseguran también adelantarnos el motivo; y en un mundo donde hay muchas, infinitas contradicciones, donde sobran las preguntas y no abundan las respuestas, donde ridículo es el segundo nombre de lo cotidiano; es lógico que suene tentador para muchos.
Sin embargo, y a pesar de este crisol de posibles respuestas bizarras y de esta descomunal oferta de desviaciones del más allá; hay todavía opciones para hacer de la muerte, de su existencia, de su absurdo, una apología de la vida.

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Un ejemplo es el de la serie de HBO, “Six Feet Under” del genial Alan Ball, serie donde una familia que tiene una funeraria se enfrenta constantemente a la contradicción que representa convivir a diario; mientras intentan escuchar a su verdadero yo; con la pérdida, con la angustia, con la agonía de saber que todos los días, y de las más diversas maneras (es magnánimo el hecho de que cada capítulo empiece con una forma circunstancial de muerte distinta), la muerte va a apersonarse, se va a sentar en su mesa, será parte de sus discusiones, de sus elecciones personales, y en donde, en palabras del director: “(…) será la fuerza de la vida la que trate de abrirse paso a través de todo ese sufrimiento, dolor y depresión (…)”. Su personaje principal Nate Fisher (Peter Krause); es sin lugar a dudas un filósofo errante que hace de la incertidumbre y la oscuridad que lo rodean un canto surrealista; un estandarte de la existencia, un aguerrido defensor del ser, en la lucha por nunca abandonarse a lo inevitable del destino.
La vida es un constante caminar hacia la muerte (para los pesimistas, intuyo dirán); aunque también, y desde un punto de vista diría sin animosidades de rigurosidad; la muerte es posibilidad. La idea de la muerte es en el devenir de lo inevitable y lo azaroso, lo que nos hace libres. Nos libera del determinismo, y aunque suene contradictorio; porque no hay Highlanders que hayan superado los márgenes de la ficción; podemos elegir trascender a la historia, podemos eternizarnos en nuestra propia humanidad; y podemos alcanzar más allá de la cantidad de días que vivamos, vivir en el recuerdo de los que quedan. El cómo, queda en nosotros; tal vez sea lo único que podamos elegir.

Six feet under trailer promo: 



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Boyhood: (Momentos de una vida)

La última aventura de Richard Linklater, desde la simpleza de una línea de tiempo de 12 años dibujada en 39 días de rodaje, nos regala este collage de fotos que, bonitas podrían llenar cualquier álbum, y lo convierte en leyenda.


"Cualquier destino por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es". Así, en la "Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874)", Borges tal vez inspirado en sus consultas al I Ching, nos hablaba de destino.
En "Boyhood", Linklater (director de la trilogía "Antes del amanecer", "Antes del atardecer" y "Antes del anochecer"), dibuja en su línea de tiempo, el camino que recorrerá Jason (Ellar Coltrane) en la búsqueda de ser. Esa búsqueda de la que hay tanto escrito. La misma para la que se acuñaron mil términos, aunque solo dependa como en el planteo sencillo pero magnánimo de "Boyhood", de existir.
El trayecto de casi tres horas, es un viaje sin el ticket de regreso. Es la sucesión de los paisajes de la vida de este niño de seis años, que por la ventana que Linklater abre, pasan por la vista como mirándolos desde un tren. Un tren al que ya subimos y del que no terminamos de bajar. Una sensación conocida, familiar. Imágenes que pueden verse una y otra vez, como en esos libritos que si se pasan las hojas rápido regalan dibujos que cobran vida.
No es esta la historia de un grupo de mutantes, ni la de superhéroes con poderes mágicos. Tampoco la de seres mitológicos en 3D. Es la historia mínima de un niño que crece y se convierte en un adulto, que de no ser Jason podría haber sido cualquier ser humano.
Serán el retrato de los cientos de mudanzas a las que lo someterá su madre (Patricia Arquette), las canciones que herede de su padre (Ethan Hawke) que ilustrarán sus días, las peleas con su hermana mayor (Lorelei Linklater), los primeros amores, los cortes de pelo, las fiestas de cumpleaños, la primera cerveza, las primeras fotos de mujeres desnudas y los cambios de look; lo que hagan de este niño, en el intento por no repetir las malas decisiones de sus padres divorciados, un hombre genuino.
Con una estética inintencionadamente cuidada, la fotografía es de una belleza poética extasiante que invita a filosofar y a testificar el hecho de que tal vez sí, como dice Eduardo Galeano: "al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos".



Mientras los títulos no asoman a la pantalla, durante una década en la vida de Jason (rodada a lo largo de casi 12 años (2002-2013) pero en solo 39 días de rodaje en que capturó la esencia de Coltrane); Linklater invita a los espectadores a ser testigos de este collage de fotos que, bonitas podrían llenar cualquier álbum y lo convierte en leyenda.


FICHA TECNICA:
Título original: Boyhood
Año: 2014
Duración: 165 min.
País: Estados Unidos
Director: Richard Linklater
Guión: Richard Linklater
Fotografía: Lee Daniel, Shane Kelly
Reparto: Ellar Coltrane, Patricia Arquette, Ethan Hawke, Lorelei Linklater, Jordan Howard,Tamara Jolaine, Zoe Graham, Tyler Strother, Evie Thompson, Tess Allen, Megan Devine, Fernando Lara, Elijah Smith, Steven Chester Prince, Bonnie Cross, Libby Villari, Marco Perella, Jamie Howard, Andrew Villarreal, Shane Graham, Ryan Power, Sharee Fowler
Productora: IFC
Género: Drama
Trailer:  



Reseña publicada en "El Acople": http://www.elacople.com/wp/index.php/2014/10/30/boyhood-momentos-de-una-vida/

viernes, 24 de octubre de 2014

Mr. Morgan´s Last Love: no siempre se vuelve al primer amor

Bajo la dirección de la alemana Sandra Nettelbeck, llega a la cartelera la historia del señor Mathew Morgan: un anciano adorable que, en la piel de Sir Michael Caine, quiere seguir enamorado.

En “El Amor en tiempos del cólera”, la novela de Gabriel García Márquez, Florentino Ariza conoce a Fermina cuando le entrega una carta a su padre, Don Lorenzo Daza. La ve por primera vez cuando le está enseñando a su tía a leer, y nunca más, ni aún en los momentos lujuriosos en los que persigue el olvido en los brazos de otras miles de amantes, consigue enterrar a ése, su primer amor.



Desde las siete de la mañana, Florentino se sentaba solo en el parque pretendiendo leer un libro solo para verla pasar a su regreso de la escuela. Se decidió a escribirle la primera carta donde confesaba su amor, seguida de una serie de serenatas con las que obtendría triunfal la promesa, de que Fermina se casaría con él si no la obligaba a comer berenjenas. Sin embargo, porque no hay boleros sin páginas tristes, alcanzó con la punta de los dedos al amor de Fermina Daza pero sólo después de 53 años, 7 meses y 11 días con sus noches, cuando ya estaban en una edad en la que no podían dar rienda suelta a sus pasiones. Aún así Florentino regresó al primer amor.

En la misma sintonía, Mathew Morgan (Michael Caine), un profesor norteamericano de filosofía jubilado que vive en París y se niega a hablar francés, encuentra en un bus a Pauline (Clemence Poésy), y con ella la posibilidad de ocupar el tiempo que le anda sobrando y que cree ya no va a necesitar. Con la muerte de su esposa, lo que le sobra es el tiempo, que se le llena de preguntas que tienen como única respuesta la de su soledad.

Cuando a Mathew ya la barba le crece demasiado, cuando las visitas al cementerio no alcanzan, cuando lo piensa de mil maneras pero el banco de la plaza que con su esposa habían hecho suyos sigue vacío, cuando pensaba que había dado todo lo que tenía para dar, un poco de caos en su vida parece ser lo que pueda darle sentido.

Pauline traerá el caos entre clases de chachachá, cenas románticas y el desafío de averiguar por qué seguir viviendo. El sentido de la vida para Mathew, en los brazos amistosos de Pauline, devendrá en el recuerdo de ese primer amor, que renacerá para él en sus cabellos rubios, en esa banca que ahora comparten, en el tiempo que ya no le sobra.

La historia sigue su acompasada cadencia, tramo a tramo, con los detalles que la hacen adorable, a pesar de que el desarrollo de los acontecimientos se de a cuentagotas. La banda sonora de Hans Zimmer (ganador del Oscar por la banda sonora del “Rey León”, musicalizador de “Inception”, “Sherlok Holmes” y “Rain man”, entre muchos otros filmes por los que ha sido premiado), y el carisma insoslayable del increíble Caine, sostienen la película que con el desacertado vuelco final en el guión se ha convertido en un triste desperdicio.

La aparición de los hijos del señor Morgan (Gillian Anderson y Justin Kirk) en escena convertirá este retorno al primer amor en un imposible, con un final de culebrón previsible y aburrido, que decepciona. Es difícil no preguntarse por qué el hilo conductor se bifurcó y en lugar de continuar con la historia de este amor, Nettelbeck optó por evadir las preguntas hondamente existenciales de los protagonistas, que hacían de esta historia una interesante. En cambio, pareciera haberse propuesto tornarla, aunque aburrida, una certeza: no siempre se vuelve al primer amor.


Ficha técnica:
Mr. Morgan’s Last Love (Alemania, 2013)
Duración: 115 min
Dirección y guión: Sandra Nettelbeck
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Michael Bertl
Reparto: Michael Caine, Gillian Anderson, Clémence Poésy, Justin Kirk, Jane Alexander, Richard Hope, Anne Alvaro

Reseña publicada en "El Acople" : http://www.elacople.com/wp/index.php/2014/10/23/mr-morgans-last-love-no-siempre-se-vuelve-al-primer-amor/

sábado, 18 de octubre de 2014

Minitas mode on

¿Por qué John McClane después de ver que su mujer lo abandona puede estar pendiendo de la torre de Nakatomi y de cuanto edificio se le cruza, puede coserse las heridas de la pierna con alambre, y caminar rengo salvando la ciudad disparándole a rusos y japoneses; y Kate no puede evitar el someterse a un viaje en avión, con lo mucho que teme a volar, a un lejano París sin saber una palabra de francés, donde le roban todo su dinero y es humillada vilmente en un restaurant repleto de gente cuando su novio decide que ya no la ama?
Desde el cine pareciera confirmarse aquello que desde el sentido común se sugiere un biologicismo: las mujeres amamos demasiado, sufrimos y padecemos, en palabras de una empeñada en la idea de que es ridículo ya no volver a verlo Montero: “excesos de idealización”. 
La transición es anómala. Las cuotas de dolor, llanto, insomnio, toneladas de chocolate, Alplax y hambre, quedan sujetas a la evaluación de la portadora del ex príncipe devenido nuevamente batracio.  
Mientras tanto, y dado que la intención de la autora no es escribir una nota al estilo “Sex and the city”, repasaremos ejemplos de esas películas que en el meanwhile nos aportan un mapa en la búsqueda; todas ellas protagonizadas por la reina de las películas románticas, (sí! Adivinaron, es Meg antes del botox Ryan). 

“Cuando Harry conoció a Sally” (1989)

Cuando se conocieron, su historia cambió los parámetros de más de un Harry. Las Sallys se vieron envueltas por un remolino de confesiones de mejores amigos que decidieron que dadas las circunstancias, la amistad entre el hombre y la mujer sí debía ser un imposible, y que ya carecía de todo sentido el buscarle la excepción a la regla. Protagonizada por Billy Crystal y guionada por Nora Ephron, los diálogos fluyen con hilarante naturalidad entre orgasmos que se fingen en público y confesiones que se multiplican en cada escena. La más memorable, aquí a continuación, corre por cuenta de la casa.
Harry: - “Amo que tengas frío aunque estemos a 24 grados. Amo que te tome una hora y media ordenar un sandwich. Amo la arruga que se forma sobre tu nariz cuando me miras como si estuviera loco. Amo que después de pasar un día contigo, mi ropa conserve el olor de tu perfume. Y amo que seas tú la última persona con la que quiero hablar antes de dormir. Y no es porque este sólo, y no es porque sea la víspera de Año Nuevo. Vine aquí esta noche porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, quieres que el resto de tu vida empiece lo antes posible”.



“Sleepless in Seattle” (1993)

Horriblemente traducida como “Algo para recordar” o lo que es peor “Sintonía de amor”, merece un lugar en el podio. Con 2 nominaciones al Oscar, es la historia de un viudo e insomne Tom Hanks y su hijo Jonah. Es Navidad y Jonah llama a la radio, su padre no duerme en Seattle, necesita pedirle a Santa una novia para su papá. Annie está en Baltimore, pero a pesar de la distancia escucha el llamado y no puede evitar sentir esa señal que le dice que Walter su prometido no es con quien debe casarse. De todas las películas, es esta la que de manera más masoquista nos alienta a completar esos puntos suspensivos de los que hablábamos. El tipo está en Seattle y tiene un hijo. Tal vez podría ser un psicópata. Ella está en Baltimore, a punto de casarse, pero necesita sentir esa “magia” que vio tantas veces en las películas, con Cary Grant en el Empire State en “Algo para recordar” (“An affair to remember”: aunque tampoco vale la traducción). Otra vez Nora Ephron y un guión que se adapta a cada una de nosotras y nuestros insomnes de Seattle y más acá.


“Tienes un e-mail” (1998)

Kathleen y Joe aún no son víctimas del “visto” en Facebook, pero no paran de clickear en el “inbox”. Cada correo electrónico es un antes y un después en el día que les espera, cada uno en sus ocupaciones. Lo que desconocen, es que fuera del ciberespacio se han conocido y detestado. Joe es dueño de la librería comercial que le está arrebatando la tienda de libros infantiles que le legó su madre, y con ella sus sueños. La librería que Joe Fox monta frente a su tienda es sinónimo de la despersonalización, del consumismo, y de todo aquello que a Kathleen no le interesa y que nada tiene que ver con aquel hombre que detrás del cursor titilando empezó a adorar. El filme es una invitación a la reflexión: en cada click se nos escapa un segundo compartido en el intento de evadir el paralizarnos ante el estupor que nos produce el encuentro, el desencanto, el desamor, el miedo, que son las delicias que en realidad nos llevan a sentir lo que nos hace humanos.



Estas son algunas ilustraciones de lo que nunca será auténtico, las fotografías de una pretensión disparatada, el tipo ideal de una caricatura funcional a la neurosis, que sin embargo pañuelo en mano y amiga al teléfono, se han convertido en un clásico que acude a la calma del deseo de ser mucho más que uno en un mundo donde cada vez más se nos enseña a la distancia a relacionarnos por separado.


Puedes dejarte el corpiño puesto: Breve historia del corpiño

El corpiño cumple 100 años: En 1914, en Nueva York, una chica de 19 años patentó un corset reducido, como los corpiños que conocemos hoy. Aquí un poco de la historia de este compañero tan íntimo como cotidiano.

Corset - 1845
Si tuviera que hacer una cronología de la historia del corpiño se tornaría aburrido; y como no deja de ser necesaria, me comprometo a narrarla como si estuviese contándole la historia a un niño. Estamos en el siglo XX, y un señor que por misterios de la vida y la conspiración no se sabe si fue Charles Debevoise o Philippe de Brassière, inventó el sujetador. Nada sofisticado, fue patentado por Mary Phelps Jacobs en 1914, quien según la historia tuvo la ocurrencia de crearlo un dìa de calor allá por 1913, cuando se puso su vestido favorito y notó que el corset afeaba el atuendo. Cortó entonces una cinta y unió con ella dos triángulos de seda: voilà el negocio del corpiño que multiplicara entre centenares con sus amigas y que por carecer de las técnicas de marketing suficiente se fue derrumbando. Vendió la patente a Warner Brothers por 1500 dólares, desconociendo los alcances de su invento, que la Warner confirmaría los 30 años posteriores ganando 15 millones de dólares con la venta de corpiños.
El invento también es atribuido a Otto Titzling en 1912, que había diseñado un sujetador para la cantante Swanhilda Olafsen que no llegó a patentar, a Marie Tucek que en 1893 ya había improvisado un apoyo de pecho improvisado con dos bolsas separadas que Charles Moorehouse con imaginación y lujuriosa bizarría en 1912 rellenó con hule y permitió inflar para llevar el tamaño del escote a talla Loren.
De allí a esta parte, el corpiño aparecería en la historia en contraposición a un soutien antiguo que en la Creta del 1700 A.C elevaba los senos hasta llevarlos por fuera del vestido, o al corpiño de las griegas y romanas que hasta en épocas victorianas asfixiaba la cintura con varillas de metal hasta los 50 cms de ensueño y el desmayo de unas cuantas doncellas y no tanto. Y es que Catalina de Medicis, en la Francia de 1550, se había obsesionado ridículamente con ocultar las cinturas anchas en la Corte, y ordenó el diseño de unos artefactos que cinchaban las carnes desde los 12 hasta 32 centímetros, realzando el busto y provocando a las mujeres desórdenes menstruales, abortos y la visión de la anatomía de un cuerpo que parecía quebrarse.
Jane Russel - The outlaw - 1943
El material de los corpiños antes de Jacobs debía ser pesado y resistente, porque cuando Estados Unidos entró en la Gran Guerra, les pidió a las mujeres de la nación que donaran sus corsés metálicos y construyeron con ello dos naves de guerra: toda la resistencia de la feminidad norteamericana se estaba agolpando en 28000 toneladas de hierro en las hileras del horror.
En el devenir del siglo XX, con el soutien a la vanguardia protagonizando las páginas de Vogue, desde los años 50´, el ideal del busto oprimido y la supresión del pecho empezaron a reemplazarse con el influjo del Hollywood que todo lo puede, y aparecieron en reemplazo escotes sugerentes, y la necesidad de mostrar las partes que antes se imaginaban por debajo del vestido. Jane Russel desde la película “El bandido” lidera la camada de sex symbols de la época, luciendo el corpiño sin breteles tipo balconet que diseñó el director John Hughes especialmente para la ocasión. Así las mujeres comenzaban a lucir pechos que emergían con forma como de misil, dispuestas a asestarle la sensualidad a la cara, al tiempo que les exigía exuberancia. Los
nuevos corpiños aliviaban el peso de la lencería de los tiempos de guerra y permitía además lucir una nueva figura. La iconografía de la época se plasma en películas de protagonistas despampanantes que se encuentran en calendarios de gomería y trasciende hasta la época en que el amor libre, la paz, la libertad, llegan para cambiarlo todo. Es la revolución de los colores, de las artes y de las formas; el cuerpo no es parte de la propiedad privada de nadie, el cuerpo es solo objeto del deseo de aquellos de cuyas ataduras quieren librarse. Por tanto y en lisérgica reunión, en los 60`- 70´ las mujeres se reúnen y como parte del ritual se liberan de los corpiños, los cortan, los queman, los intervienen pintándolos de colores psicodélicos como símbolo de la liberación de todo lo que no las deja ser. Libres al fin, con los pechos al viento expresan la consigna que de momento las enarbola, la de simplemente ser.
Jeux des enfants - 2003
A medida que el sueño hippie fue despertando, y el amor, la paz y la libertad mutaron en logos de Ong´s capitalistas post Caída del Muro, el corpiño se vuelve rebelde, y con Madonna la iconoclasta mimada del pop exagera la forma francesa del cono de punta infinita, con estilo punk pero moderado, y desde la década del 90´son pocas las muestras de rebeldía que en los corpiños se expresan.
El corpiño cumple 100 años y aunque es posible adquirirlos en todos los tamaños y colores, con o sin diamantes y hasta con sensores japoneses que detectan si el galàn de turno es compatible con una o no, es todavía símbolo de la liberación de la opresión de la mujer, y enemigo acérrimo de algunos señores amantes que luchan con él en las horas locas del efluvio amoroso. Pueden dejarse el corpiño puesto!

jueves, 16 de octubre de 2014

Perdida: ¿culpable o inocente?

Una misteriosa desaparición, enredos mediáticos y un viaje perverso a la mente de esta pareja hipnótica made in Fincher. "Perdida": la última creación del monstruo que se oculta detrás de "House of cards", "Pecados Capitales", "El club de la pelea" entre otras masterpieces , araña el top five de la cartelera de las marquesinas porteñas y ya lidera la taquilla en los Estados Unidos.




En 1983 Glenn Ford, fue acusado y condenado por el estado de Luisana a la pena de muerte por el asesinato de Isadore Rozeman, para quien trabajaba ocasionalmente en una joyería en la ciudad de Shreveport. Durante el juicio fue juzgado, siendo afroamericano, por un jurado compuesto íntegramente por blancos, defendido por un abogado experto en legislación energética que el estado le asignó y culpado sin testigos ni armas que lo incriminaran.

El tiempo que duró el juicio, y con la posterior condena, los medios mostraron su rostro y los de su familia al lado de la palabra "asesino", desnudaron su intimidad y la de los suyos y la hicieron pedazos pidiendo la pena de muerte, con los miles de activistas desquiciados que la apoyan en el estado de Luisana, uno de los 32 estados norteamericanos en los que la pena capital es legal.

La pena de muerte es legal también en Missouri, la ciudad que vio a Nick Dunne (Ben Affleck), un periodista que ha perdido su empleo y su esposa Amy (Rosamund Pike), una joven enigmática que diseña test de personalidad para revistas; enamorarse hace cinco años atrás. Ambos personajes, nacen de la pluma de Gillian Flynn, en la homónima "Perdida", la novela que arrasó el mercado literario del 2012 en Estados Unidos y con él los elogios de la crítica.

David Fincher embarcado en la difícil empresa de llevarla a la pantalla grande, munido del brillante guion de Flynn, cuenta esta historia que empieza la noche del quinto aniversario de los Dunne, noche en que misteriosamente y sin previo aviso, Amy simplemente pareciera esfumarse. No responde al teléfono, no ha dejado mensajes ni se ha comunicado con nadie. Cuando Nick da aviso a la policía, la presión de los medios, sumada a la tensión social que suscita el caso, hace que se convierta en el principal sospechoso del asesinato de su esposa.

A pesar de que no hay rastros de su existencia, ella sigue presente en cada una de las pistas que le ha dejado en la "búsqueda del tesoro" que organizan para cada aniversario. Cada pista, además de acercarlo un paso a su paradero, es la cínica confesión de su ferviente devoción: es ella y ninguna otra, quien le habla desde su prosa elegante y su presencia magnética; la misma que lo supo enamorar hace 5 años atrás cuando decidieron ser "el uno para el otro, felices por siempre, hasta que la muerte los separe".

La voz de Amy encarnada por Rosamund Pike, que de seguro se llevará más de una mención; destilando amores y odios en un diario que escribe con la tinta de los colores que su humor le dicta, y la de Nick mediada por la prensa que no lo deja salir de su casa, por la policía que lo incrimina desde el primer día, por los vecinos y cuanto ser humano haya encendido un instante el televisor; se unen en este coro enfermizo y excitante que interpela al espectador, socavando la incertidumbre que reina en el thriller hasta el último minuto.

Los días pasan y el dedo acusador apunta a Nick, que habrá en menos de una semana mutado, por su extraño comportamiento y la magia de la comunicación, de un esposo abnegado y preocupado a un pederasta incestuoso, y un asesino.

¿Es culpable Nick Dunne de la desaparición de su esposa? Ford fue liberado y exonerado de todo cargo y culpa, en marzo de 2014, después de 30 años de prisión, cuando el juzgado estableció finalmente que no había pruebas concluyentes que indicaran que hubiese estado involucrado en el crimen.



Ficha técnica: Perdida (Gone girl, ee.uu. /2014) / Dirección: David Fincher / Guion: Gillian Flynn, basado en su novela / Fotografía: Jeff Cronenweth / Música: Trent Reznor y Atticus Ross / Edición: Kirk Baxter / Diseño de producción: Donald Graham Burt /Elenco: Ben Affleck, Rosamund Pike, Neil Patrick Harris, Tyler Perry, Carrie Coon, Kim Dickens, Patrick Fugit, David Clennon, Lisa Banes, Missi Pyle y Emily Ratajkowski /Distribuidora: Fox / Duración: 149 minutos / Calificación: apta para mayores de 16 años


*Reseña publicada en Revista El Acople:  http://www.elacople.com/wp/index.php/2014/10/16/perdida-culpable-o-inocente/

sábado, 11 de octubre de 2014

Fantástica Buenos Aires


"(...) La tarde se había ahondado en ayeres, 
los hombres compartieron un pasado ilusorio. 
Solo faltó una cosa: la vereda de enfrente. 
A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: 
la juzgo tan eterna como el agua y como el aire". 
 "Fundación mítica de Buenos Aires"  - Jorge Luis Borges (1923)



El Palacio Barolo, aquel que se ubica en la diagonal Norte, en esa especie de pasillo
Palacio Barolo
mágico que tiene como altares la Plaza de Mayo con la Casa Rosada cada vez más rosada y el Obelisco del otro lado; atestiguó un tiempo oscuro en el que nadie hubiera pensado subirse boquiabierto a turistear y mirar con los ojos más grandes toda la ciudad. En ese tiempo la cúpula era algo más que la cuna de los sueños que los turistas arrojan al vacío de la ciudad que se les hace universo, como si tiraran piedritas para ver si rebotan. 
A pedido de Luis Barolo, un empresario textil; en un plan magistralmente secreto del arquitecto Mario Palanti que construyó un edificio gemelo en Montevideo, Uruguay al que llamó Palacio Salvo, se inauguró en 1923 y supo ser con borgeano fervor hasta 1935, el edificio más alto de Buenos Aires que sirvió como escaramuza para el refugio de la logia masona, o lo que restaba de ella. El resto de la masonería española, que secretamente hubiera luchado a la par de los criollos en Buenos Aires en contra del absolutismo español, había marchado a Europa, que en incontenible efervescencia veía pasar las hojas del calendario y con ellas las esperanzas de una paz duradera. 


Edificio Kavanagh
Con el devenir de los años, y la llegada de la Segunda Guerra Mundial, y hacia 1935 el Gran Maestre dio por finalizados los mítines, en los que se conjugaban charlas fervorosas de dudoso contenido filantrópico y rituales satánicos en el edificio que reproducía como en un calco el Infierno, el Cielo y el Purgatorio de Dante y sus coros angelicales plasmados en el Faro que no se encendería durante un tiempo. Cuando el plan de trasladar los restos de Alighieri al Palacio Barolo, como encumbramiento de sus rituales, se vio definitivamente frustrado decidieron abandonar el palacio y trasladar sus actividades hacia otro sector de la Ciudad.

En 1935 se alzaba sobre el cielo porteño el Kavanagh, en ese momento edificio más alto de Sudamérica. Construido por Rodolfo Cervini, tiene la estructura similar a la de un barco y una cruz que le colocara el Congreso Eucarístico Internacional. Por la cercanía al puerto era el inmueble perfecto para recibir a los soldados nazis que desde Alemania, a mediados de los 40 comenzaran a esconderse en el país. El edificio, que da al pasaje Corina Kavanagh, ideado para que la Sra. Mercedes Anchorena no pueda acceder a la Basílica del Santísimo Sacramento en venganza por no bendecir la boda con su hijo; hoy es una construcción de estilo racionalista compuesto de viviendas y oficinas que ya no esconden criminales de guerra. 


Fermín Bereterbide
El Barrio Parque Los Andes, que también sirviera de escondite pero para víctimas del holocausto judío, fue emplazado en el barrio de Chacarita con la idea de crear un barrio de casas colectivas. Fue mediante un concurso, en el que resultara vencedor el arquitecto Fermín Betererbide, que se seleccionó el proyecto que se inauguró años después en 1928. Betererbide fue encarcelado años más tarde por sus ideas políticas, expulsado de las Sociedad Central de Arquitectos y exonerado de su cargo en la Municipalidad. Aparentemente las ideas socialistas de bienestar común y la búsqueda de calidad de vida, para las facciones de la población más necesitadas, no resultaban un buen maridaje con los estándares elitistas de la arquitectura de la época. Arquitectura que combinaba lo funcional y austero de las casas, con la ubicación estratégica de miradores en edificios que sin tanto ornamento se emplazaban abrazando los rascacielos de la ciudad, como compitiendo para ver cuál tocaba el cielo más rápidamente. 

Buenos Aires deslumbra con los edificios que han visto a una abnegada lectora de Beauvoir, Silvina Bullrich, pasearse de la mano de algún amante furtivo con la mirada perdida en los orbes que la transportaban otra vez a París. Edificios que han sido abrigo de las Musas de los Cronopios en los 5 rincones favoritos de Cortázar. Edificios que el arte plasmó en sus paredes, en sus calles, en sus bares, en sus canciones y la política calló alguna vez. Edificios que son el símbolo de hombres y mujeres que caminaron el tiempo acompasadamente, vertiginosamente, al ritmo de la historia que al mirar las agujas ya pasó. Un tiempo que suena a jazz, a tango y a pianos que ensayan y dejan escapar su melodía por alguna ventana del Colón. 

Con edificaciones de más de veinte pisos y ventanas que reproducen en un abrir y cerrar de ojos el vértigo de una ciudad desnuda, los edificios de la Ciudad de Buenos Aires, a lo largo y a lo ancho de sus barrios tienen muchas historias para descubrir y, aunque la autora sin otro objeto más que el lúdico haya introducido también algunas inexistentes en el texto, existen maneras de ser testigo de los edificios que vieron grandes a algunos hombres. 

Horacio Coppola - Buenos Aires (1936) - Florida y Bartolomé Mitre

Open House Buenos Aires es una de ellas. Con más de 80 edificios y propuestas para recorrer la Ciudad en bicicleta o la de sumarse a un tour fotográfico.
Las opciones tradicionales del Open son entre otras, la Biblioteca Nacional (1962), el Museo de La Ciudad (1895) y el Teatro Colón (1908) que continúa en la línea del sueño parisino que despertó en la Manzana de Las Luces, también parte del circuito (1972). Vanguardistas se emplazan los edificios de “Cement Gardens” (2008) con sus jardines verticales diseñados en metal, “Escuela Ecos” (1995) como muestra de que es posible transformar el espacio adaptándose a la naturaleza y la “Casa Scout” (2014) al abrigo de la ciudad como muestras de las nuevas formas de hacer arquitectura; porque entre los objetivos de CoHabitar Urbano, Organización sin fines de lucro que organiza el evento, se destaca como principal, el de ampliar la mirada y las perspectivas de quienes transitamos la ciudad cotidianamente; en un intento por reivindicar el vínculo que tenemos con el medio en el que vivimos.


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