miércoles, 18 de abril de 2012

Bésame mucho

¿Es el amor romántico un invento de Hollywood? ¿Existe en verdad éso que algunos pensamos alguna vez como el amor ideal?, y en tal caso si existe; ¿es ese amor ideal lo que en realidad ocultan nuestros más recónditos deseos?...
Seguramente el amor romántico (aunque con cierta tristeza lo reconozco) sea un invento...pero por supuesto no por éso el amor romántico sea menos real, porque existe en tanto y en cuanto una parte nuestra; con añoranza y estima infantil, algo cursi, algo naiff tal vez; sigue imaginando que como reza la canción "Somewhere there´s a someone for everyone".
Los encuentros ingeniosos, los "chico rico encuentra a chica pobre"; los boleros desenfadados de amores en los que los besos equivalen a mil campanas parecieran estar en extinción. Es por éso que no debiera llamar la atención que con la liquidez y la estrechez de las relaciones virtuales donde el "face to face" se reemplaza por el "hablamos por face"; los románticos de la vieja ultranza que hemos crecido por las décadas de las décadas, amén! viendo a "Glenn Ford" cacheteando a "Gilda"; a "Meg Ryan" y "Tom Hanks" escuchándose por radio y mandándose mails, no entendamos la cotidianeidad de una "Lucy" que no encuentra a su "Ricky Ricardo". 
Si el amor real fuese como el que nos inventamos; la realidad es que tal vez debiéramos enamorarnos unas 345 veces al año. Difícilmente sea sostenible un idilio constante; un mar de millones de fuegos artificiales diarios, donde todo nos sorprende. Cómo sostener en el tiempo el romance; cómo hacer de lo cotidiano una lucha contra la cotidianeidad; cómo encontrar a quien parafraseando a García Marquez "se case con nosotros si no comemos berenjenas" y lo sostenga los 365 días del año a nuestro lado sin estallar algún día y finalmente obligarnos a comernos el vegetal. 
Por otro lado, no hay sino desventuras, en las historias de pasión de la literatura: siempre hay un balcón en medio de los Romeos y las Julietas; siempre se está la espera, abundan los kilómetros de bufanda que parecieran nunca terminar, la muerte le gana prontamente a la vida, la angustia, los viajes, el fin, porque el no alcanzar al ser amado ideal es lo que más se asemeja a la muerte de nuestros deseos.
Pero entonces; ¿cuál es la forma que adopta el amor romántico hoy? Como diría el excelentísimo Alejandro Dolina; uno no ama a la persona de sus afectos a sabiendas de que es para toda la vida. El: "para siempre", el: "eternamente" es una cuestión de elegancia al escribir; porque sería por demás de mal gusto decirle al ser amado "te amaré hasta que me aburra". Personalmente me gusta pensar que, si bien hay cierto indeterminismo (porque se puede ser (se debe) artífice del propio destino); y la rutina hace que esa persona que inicialmente nos interpela, nos sacude, nos invita a ser mejores, a superarnos, nos gusta; pierda la magia del primer instante; por otro lado, el amor real, ése que se aleja de las películas; porque los besos no saben siempre a caramelo, ni las risas suenan como música; aunque a veces pierda la fuerza, es un acompañar constante. Es un largo y arduo camino de trabajo, de concesiones, es un amor más terrenal, más sano a veces, más dañino otras; pero es el amor en fin. Los colores, las luces, las canciones, un compartir; pueden embellecerlo más, y recordarnos de a ratos, lo que nos hace sentir como niños y lo que se siente cuando las mariposas eligen para dormir la panza.

lunes, 9 de abril de 2012

Abril 2


A 30 años de una de las heridas más profundas de nuestro pueblo; es difícil no caer en el mero análisis histórico de los hechos. Es difícil no caer en la trampa de los academicismos; es difícil no preguntarnos por los términos de soberanía, por las motivaciones políticas; por las causas, las consecuencias. Es arduo tratar de ignorar las cifras, de no mirar las estadísticas. Es difícil, no imposible; por éso trataré de hacerlo. Trataré de dejar en claro que no había nada más que intereses nefastos en la cabeza de aquellos que se propusieron un día enviar a la muerte a miles de jóvenes que se embanderaban con distintos colores, pero que tenían el mismo fatídico destino; lo que sea que les haya nublado la vista, en esta historia de piratas que se lanzan a la conquista de islas en apariencia de ensueño desde siempre lejanas, no alcanzará para justificar tamaña desgracia.
"Las Malvinas", "The Falklands" son en esencia lo mismo. Son el grito de una tierra que necesita oirse. Que necesita olvidar tantos fríos que ni con el calor de mil goles pudieron ser acallados. Que necesita calmar el llanto de aquellos pocos que debieron llenar las botas en nombre de unos cuantos; pero por sobre todas las cosas, necesita que no se olvide para sanar.

"La guerra y la paz"

Suspiras; y el hondo pesar de
tu alma reposa
/y la lombriz, que la cabeza
bajo la tierra esconde
admira el verdor de un trébol, que
aún vive.
¿Tiene cuatro hojas?
no lo sé
pero si sé que aún respira la sangre,
de una multitud joven,
que aún espera.
La bandera blanca que no se ve,
/y las piedras que atormentan
el camino
ahogan cada grito que
el eco escondido
/expande
en cada rincón de la tierra,
en el oscuro,
en el profundo
en el lejano.
Y el joven suspira;
/y el joven llora,
y el joven anhela
/y las balas a un solo
pie de distancia,
/no se hacen esperar;
y los pétalos mueren
Y los sueños
también.