domingo, 2 de noviembre de 2014

La muerte nos sienta bien

El culto a la vida, si de verdad es profundo y total,
Es también culto a la muerte.
Ambas son inseparables. Una civilización que niega a la muerte
acaba por negar la vida.
Octavio Paz

La muerte nos sienta bien
La calavera Katrina – José Guadalupe Posadas


La pregunta por la muerte es una constante inevitable en la vida. Vivimos con sentido porque sabemos que algún día moriremos, aunque nadie haya vuelto para contarnos cómo es el viaje. De todos los temas existenciales; es el de la muerte quizá uno de los más controvertidos y paradójicamente vitales de la humanidad. No hay manifestación de la vida que no haya reservado un espacio para representar la magnitud que; en términos sartreanos “la ya no espera del ser” tiene en esa “espera del ser”: en ese “futuro que será”.  Es por eso que no debería ser llamativo que el despliegue de celebraciones y servicios para honrar, festejar o padecer la muerte, escapan los límites de lo imaginable.

El 2 de noviembre fue el día que México destinó para la celebración del día de los muertos (el día 1 se conmemora a nivel mundial el día de los Santos inocentes y el 2 el de los fieles difuntos, en México se destina al recuerdo de los niños pequeños el 1 y el de los adultos el 2), y es la forma que han destinado a rendir culto a sus antepasados. Con orígenes que se remontan a  más de 40 grupos indígenas, este maridaje excelso producto de largos procesos culturales entre la cultura mexicana aborigen y la cultura hispánica, es la vía de escape de los dolores del alma amerindia. La fecha es coincidente con la época de las cosechas, un tiempo marcado por la abundancia, tiempo de maíz, de calabaza, de cultivos fértiles, y de campos frondosos, que devendrán en una lógica por compensar una economía desorbitante e irracional con rituales agrarios que regulan los procesos sociales. El día de los muertos en México es una salida alternativa al dolor, es festejar la abundancia, recordando con alegría la historia de quienes nos han dejado; historia que se revisita cuando todo el pueblo se viste de fiesta, y las puertas de las casas se abren de par en par recibiendo a lugareños, vecinos y extranjeros; cualquiera que pase es bienvenido a sentarse en la mesa, comer hasta reventar, brindar en nombre del difunto, y se ofrenda un fruto de los sacrificios y esfuerzos del pasado, que será compartido en el marco de la fiesta y el carnaval que orlan el júbilo del pueblo que festeja por no olvidar.

art_dia_de_muertos_en_mexico2_3944_728x

Menos tradicionales y tal vez más comerciales, pero no por eso desinteresadas, son las costumbres que han devenido en opciones que se han asimilado en las sociedades más occidentalizadas;  desde ataúdes con los colores del cuadro de fútbol del difunto, hasta espectaculares cremaciones con servicio de azafata incluido… por el espectacular precio de y en comodísimas cuotas rezan los anuncios al pie de la avenida. Múltiples son las ofertas de los canales de tv que también a nivel mundial nos ofrecen programas que satisfacen la curiosidad de los que tal vez buscan escaparle a lo inevitable; y hacen de la vida una negación de la muerte. El fin solo es algo que puede acontecerle a una otredad; y es por eso que en la creencia de que el ocaso solo puede llegarle a otros, disfrutan solazándose mientras ven, por ejemplo, como un condenado a muerte en China, es parte de un reality show en el que se lo acompaña hasta en las horas mismas en que los ojos se cierran para no volver a abrirse. Son otros los que nos abandonan para dejar de ver lo conocido, son otros los que ya no son; son otros y no son yo.
Hay servicios en internet que prometen indicarnos la fecha en la que moriremos, algunos nos aseguran también adelantarnos el motivo; y en un mundo donde hay muchas, infinitas contradicciones, donde sobran las preguntas y no abundan las respuestas, donde ridículo es el segundo nombre de lo cotidiano; es lógico que suene tentador para muchos.
Sin embargo, y a pesar de este crisol de posibles respuestas bizarras y de esta descomunal oferta de desviaciones del más allá; hay todavía opciones para hacer de la muerte, de su existencia, de su absurdo, una apología de la vida.

six_feet_under_ver3

Un ejemplo es el de la serie de HBO, “Six Feet Under” del genial Alan Ball, serie donde una familia que tiene una funeraria se enfrenta constantemente a la contradicción que representa convivir a diario; mientras intentan escuchar a su verdadero yo; con la pérdida, con la angustia, con la agonía de saber que todos los días, y de las más diversas maneras (es magnánimo el hecho de que cada capítulo empiece con una forma circunstancial de muerte distinta), la muerte va a apersonarse, se va a sentar en su mesa, será parte de sus discusiones, de sus elecciones personales, y en donde, en palabras del director: “(…) será la fuerza de la vida la que trate de abrirse paso a través de todo ese sufrimiento, dolor y depresión (…)”. Su personaje principal Nate Fisher (Peter Krause); es sin lugar a dudas un filósofo errante que hace de la incertidumbre y la oscuridad que lo rodean un canto surrealista; un estandarte de la existencia, un aguerrido defensor del ser, en la lucha por nunca abandonarse a lo inevitable del destino.
La vida es un constante caminar hacia la muerte (para los pesimistas, intuyo dirán); aunque también, y desde un punto de vista diría sin animosidades de rigurosidad; la muerte es posibilidad. La idea de la muerte es en el devenir de lo inevitable y lo azaroso, lo que nos hace libres. Nos libera del determinismo, y aunque suene contradictorio; porque no hay Highlanders que hayan superado los márgenes de la ficción; podemos elegir trascender a la historia, podemos eternizarnos en nuestra propia humanidad; y podemos alcanzar más allá de la cantidad de días que vivamos, vivir en el recuerdo de los que quedan. El cómo, queda en nosotros; tal vez sea lo único que podamos elegir.

Six feet under trailer promo: 



Posted on 

No hay comentarios:

Publicar un comentario