viernes, 18 de abril de 2014

Valparaíso

"Tu est inscrite dans les yeux que j'aime"
(A peine dèfigurèe - Èluard)
Valparaíso me devolvió los colores todos juntos. Me los devolvió de la mano de quien pensaba sería el amor para siempre. Yo ponía los pajaritos y el "de colores" corría por cuenta del paisaje.
No había rincones sin luz, ni aún cuando el sol con ganas de trasnochar se aparecía a las tres de la tarde.
Las casitas multicolores, me negaba a pensar habían sido pintadas específicamente así porque "la pintura especial para barcos impide la corrosión de los colores por el viento y la sal". Es una ciudad que nació así. No por consenso humano, sino en la natural necesidad de encantar, me decía entonces. 
Las escaleras al cielo semiocultas entre los cerros en infinita cadencia marcada por las cintas del destino, que pendía de los tejados del mundo, y que con la punta de los dedos podía ser alcanzado, conducían a la cima del abismo de lo bello.
Desde lo alto, expectante nos sonreía la mar, al abrigo de la ciudad donde el viento huele a otoño.
Las luces solo fueron testigos.

"Beaux lieux soyez pour moi ces bords où  l`on oublie
l`oubli seul dèsormais est ma fèlicitè".
(Le vallon - Lamartine)






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