domingo, 30 de marzo de 2014

Celebración de las distopías

"El arte es una herida hecha luz" 
Georges Braque 


Durante el primer decenio del siglo XX de la mano de Marinetti, Italia intenta romper con las ataduras del arte clásico. Con la tijera invisible de la transformación creativa, es imperante el surgimiento de un arte nuevo: abandonar lo heredado, desdibujar las líneas que dan forma a lo conocido, adelantarse para caminar a un paso más ligero, que acompañe al mundo que quiere evolucionar. (..) "Declaremos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva; la belleza de la velocidad. Un automóvil de carreras... un automóvil rugiente, que parece correr sobre una estela de metralla, es más hermoso que la Victoria de Samotracia (...). Marinetti desde el "Manifiesto Futurista" profesa los deseos de un movimiento que moriría con la Primera Guerra Mundial, pero que acompañaría el trabajo de cubistas y dadaístas a posteriori. Las máquinas, el deporte, la guerra, el movimiento, la cultura urbana de las ciudades emergentes; son el leit motiv de la ruptura de la forma en los movimientos pictóricos que se materializa, como todas las concepciones filosófico artísticas en la cotidianeidad, en la profesión del distanciamiento con el populismo y en la exaltación de la belleza per se como estandarte pacifista. 
El pacifismo futurista, se tornó contradictorio, en los albores de la Primera Guerra y a medida que sus miembros fueron dispersándose en varias direcciones, inclusive inclinándose hacia las filas del fascismo: (...)" Queremos glorificar la guerra, única higiene del mundo, el militarismo, el patriotismo y el gesto destructor de los anarquistas, las bellas ideas que matan y el desprecio a la mujer" (...). 
"Glorificar la Guerra" no debiera haber sido el lema de quienes decían imaginar un mundo renovado que aspiraba a la paz, parecería en cambio ser la idea de una corriente sin pretensiones de rigurosidad, disparatada; que acompañaba el acontecer de los hechos, el despertar de una pesadilla que se gestaba con la incipiente guerra y los horrores de un mundo que, parecía en constante movimiento tender hacia la autodestrucción. 
Esa contradicción intrínseca del Futurismo, esa dicotomía irreconciliable, la guerra y la paz, movimiento libre y perfección; es plausible de reconocerse en el alma sensible de movimientos que sin estrictamente inscribirse en la misma corriente específica, gravitando en los márgenes de las manifestaciones artísticas, describen sociedades posibles como consecuencia de tendencias que llevan a lo indeseable; que, lejos de acercarse al idilio futurista, plasman con ahínco el ocaso de la pesadilla de un mundo que avanza mirando hacia adelante y caminando hacia atrás directo al vacío de la angustia existencial.
Aldous Huxley autor de: "Un mundo feliz"
La Distopía es la concepción de una sociedad ficticia que no es deseable en sí misma. Es en anteposición al término acuñado por Tomás Moro, la consecuencia de la implementación de intereses o dogmas que traicionan el núcleo mismo de la utopía. Una sociedad ideal, perfecta, mancomuna los intereses y valores que se gestan en el seno de la comunidad y que promueven el bienestar general. La sociedad distópica por el contrario, tendiendo a la promoción de los intereses individuales, y sobre la base de valores fundados usualmente en el egoísmo, exacerba las consecuencias del homus lupus  hominis y lo plasma en cuadros donde los trazos chorrean la tragedia del acontecer humano. Sistemas sociales aberrantes donde los libros se queman, regímenes totalitarios donde los ciudadanos son constantemente vigilados, hombres nacidos en criaderos, familias concebidas en cadenas de ensamblaje, son la vidriera en el que el progreso, la velocidad, el avance de la tecnología (estandartes del Manifiesto Futurista)  se venden como juguetes funcionales al sistema.
Fahrenheit 451
“Un mundo feliz” (Brave New World en inglés arcaizante, literalmente «magnífico [o maravilloso] nuevo mundo») del británico Aldous Huxley fue publicado en 1932. Es el relato de la ironía de una sociedad humana que ha progresado a nivel científico, tecnológico, donde los niños se cultivan, la guerra y la pobreza han sido erradicadas y el sexo es una mercancía vacía de significado. El protagonista de la novela, “John, el salvaje” (es un niño nacido por un error de anticoncepción) lucha y se debate entre la realidad y la ficción vivenciada por quienes lo rodean.  El salvaje de Huxley representa la fractura entre la sociedad supuestamente feliz y la sociedad que por fuera de la ficción lucha entre la dicotomía capitalismo/comunismo; es la caverna platónica en la que los hombres de este Estado mundial feliz se refugian de sus propios pensamientos. El “Soma” es la puerta de salida a las emociones: en una sociedad que no puede decidir por sí misma, manipulada desde el poder, nadie puede ser infeliz. El papel de los ciudadanos condicionados por hypnopaedia (son “educados” durante el sueño)  es el de ser consumidores y trabajadores, comprar, vestirse, trabajar. No existe la guerra, ni la angustia, y no hay emociones, ni lazos emocionales, ni literatura, ni arte, ni ciencia ni religión. Los hombres son fantasmas enrolados en el ejército del consumo: su destino es lo que pueden comprar con los bolsillos llenos y las sensaciones vacías. “Pero es el precio que hemos pagado por la estabilidad. Hay que escoger entre la dicha y lo que se las gentes llamaban antaño arte sublime. Hemos sacrificado el arte sublime. Ahora tenemos las sensibles y el órgano de perfumes”  
“1984” publicada en 1949, escrita por George Welles es la descripción de una sociedad que es utilizada como tipo ideal de las sociedades que son autoritarias y basan la hegemonía de su poder en la represión. La sociedad “orweliana” ubicada en una Londres futurista escindida en un estado colectivista, es un análisis descriptivo de los regímenes totalitarios, más específicamente del stalinista. Es el dominio del “Gran Hermano” que mediante la eliminación de los derechos y la imposición de un régimen populista, ávido de propaganda y contrario a la libertad de pensamiento, difunde el dogma a través de los Cuatro ministerios existentes: el del Amor (Minmor), en el que se reeduca a los miembros del Partido en la tarea de la militancia, el de la Paz (Minpax) que es en sí mismo una contradicción porque lleva a cabo la promoción constante de la guerra con otras naciones, el de la Abundancia (Mindancia) desde el que irónica y cruelmente se condena a la población a una economía de subsistencia y el de la Verdad (Minver) donde se manipulan documentos para que la historia coincida con la historia oficial. La novela retrata la lucha de Winston Smith que intenta hasta el fin junto con Julia, salirse del sistema que los oprime, y los aleja de la intimidad de sus pensamientos.
“Se preguntó, como ya lo había hecho muchas veces, si no estaría él loco. Quizás un loco era sólo una "minoría de uno". Hubo una época en que fue señal de locura creer que la Tierra giraba en torno al Sol: ahora, era locura creer que el pasado es inalterable. Quizá fuera él el único que sostenía esa creencia, y, siendo el único, estaba loco. Pero la idea de ser un loco no le afectaba mucho. Lo que le horrorizaba era la posibilidad de estar equivocado”.
"Guernica", Pablo Picasso
Publicada en 1953, “Fahrenheit 451” es una novela distópica cuyo autor es Ray Bradbury. El personaje en este caso es Montag, un bombero cuya función establecida por el gobierno, es la de quemar libros. Junto con Clarisse y los “hombres libro” llevarán el estandarte de la transmisión de conocimientos, y se unirán en una misión consistente en la memorización de los libros para recordarlos y oportunamente imprimirlos. Leer es para el gobierno pensar, y pensar se traduce en el encuentro con una realidad que el pueblo no debe ver. Los bomberos entonces, con los lanzallamas cubren con la venda de la ignorancia los ojos del pueblo que es manipulado desde un gobierno autoritario. La tristeza, la angustia son sentimientos a evitar; el pueblo debe ser feliz, o al menos debe pensar que lo es.
“Ella no quería saber cómo se hacía algo, sino por qué. Esto puede resultar embarazoso. Se pregunta el porqué de una serie de cosas y se termina sintiéndose muy desdichado."

La angustia nos socorre del olvido, del oprobio, nos da esperanzas y cuando todo pareciera haberse perdido nos sumerge en un profundo no sé qué. Las distopías son el reflejo de la angustia de un mundo que adolece pero puede sanar. Huxley, Orwell y Bradbury se distancian de las utopías futuristas y nos asestan a la cara las verdades de la sociedad que horroriza por fuera de la ficción: la Gran Guerra, el Hongo atómico, los regímenes fascistas, el Holocausto son errores que desde el dolor deberían invitarnos a la reflexión; para que esa distopìa deje de ser realidad.

La pregunta que cabe hacernos entonces es: ¿por qué entonces la sociedad pareciera empecinarse en mostrarnos el costado negativo de la angustia? Desde un primer momento primitivo, la angustia supo emerger de entre nuestros dioses y monstruos para hacer de la vida algo más que un intento de supervivencia rutinaria y animal. Nos abrió un camino de posibilidades; porque cuando no hay protocolos válidos en los senderos sin reglas del sentir; se abre paso a la duda y se vislumbra una esperanza. Cuando no hay ruidos, cuando nada molesta y el silencio nos inunda, tenemos un tiempo para creer que todo puede mejorar; aunque de momento tal vez a veces pareciera que no. La anomia es algo que asusta hasta el más valiente; y sobre todo a aquellos que un día negro se propusieron disponer las cosas para cierto lado sin posibilidad de cambio.
Deberíamos entonces celebrar la angustia,  y hasta de ser posible disfrutarla, hacer de nuestras vidas un elogio de las distopías de lo cotidiano. "Mamar la savia de la vida" como Thoreau, abrazar las pinceladas de un Van Gogh ya sin orejas; y solazarnos una mañana cualquiera ante las puertas de un gran signo de interrogación que no exige una pronta respuesta. Se abre camino en el meanwhile de un día, donde lo único que resta es esperar.
 El mundo sin angustia, sería una paradójica utopía que al reflejarse en un espejo nos mostraría las más distópicas realidades: es el mapamundi de nuestras creaciones, la brújula sin dirección que nos guía en un camino donde las distancias ya parecen haber sido señaladas. 



BIBLIOGRAFIA UTILIZADA: 
HUXLEY, ALDOUS en: “Un mundo feliz” 
ORWELL, GEORGES en: “1984”
BRADBURY, RAY: en: “Fahrenheit 451”

Publicada en: www.cracmagazine.com.ar

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