martes, 25 de marzo de 2014

No lo hagas sin Swing

Al grito de ¡Amada Mía! todos corean ¡estoy enamorado! Zapatos se deslizan rápido por el piso de madera, vuelan polleras y los chicos con tiradores que enamoran abundan en la pista. La luz es tenue e invita al romance, pero sólo hay tiempo para piruetas.
Ni Ginger Rogers ni Oscar Alemán están entre nosotros. No estoy en los 30´ danzando en la Gran Manzana. Es un sábado color sepia en una Buenos Aires que pareciera haberse detenido en el tiempo como en uno de esos musicales que hacen que uno quiera lucirse en la pista, como cuando visita el circo y cae en la tentación del trapecio.
La cita es en la Asociación Nacional Italiana (conocida como “La Nacional”) en el barrio de Monserrat, donde una vez cada quince días se rinde culto a la cultura del swing. La noche empieza con clases dictadas por dos profesores que, atentos a quienes nos sumergimos en el ritmo por primera vez, nos enseñan pasos iniciales. De todas formas y màs allà del estilo y la tècnica, lo màs importante en la reuniòn pareciera ser el conectarse con el otro, disfrutar de la mùsica y divertirse. No hay gestos de desaprobaciòn, ni caras largas, no son clases regulares. Todos lucimos la sonrisa que nos produce el bailar, primero es un 3.2.3, después un 3.1.1.3 y, aunque al principio y como armando la defensa de Boca no paramos de contar pasos, la música y las figuras nos envician hasta alcanzar el ritmo deseado. Agregue a esto una pizca de la historia de las raìces del baile, ilustradas con videos que los organizadores atesoran y aseguran inéditos. Cada movimiento tiene su historia, su evolución, su desarrollo y un personaje de la historia que lo inmortalizó. Se homenajea entonces en cada ocasión a un músico o bailarín del estilo. La clase de este sábado aprendemos pasos de Dean Collins y Jewel McGowan, dos bailarines de “Lindy Hop”, un estilo dentro del swing que debe su nombre al famoso vuelo de Charles Lindbergh a través del Océano Atlántico.
Lindy sería el diminutivo de Lindbergh y hop (salto, en Inglés), haría referencia al “salto” de una costa a otra del Océano.
Con la aparición en escena de “La Orquesta Inestable” un septeto de swing a la vieja usanza que anacrónico se convertirá en nuestra banda sonora el resto de la velada; estamos listos para probar lo aprendido. Aquí no está el cabeceo de la milonga, las chicas esperamos sentadas, a que nos toque en suerte uno que para variar entre tanto Gene Kelly nos deje estar a la altura de las circunstancias y tomar confianza en nuestros pies que marcan el 3.2.3 desde que suena el primer acorde.
La música ya nos está envolviendo y suenan en el universo inestable desde Glenn Miller, hasta un cover de The Beatles; es posible emocionarse con “When I`m Sixty four” mientras nos transporta el vaivén en los brazos de quien se preste a ser galàn por un rato.
Lo mejor de la noche, mientras Django Reinhardt resucita con la orquesta en esta Buenos Aires devenida en París, es la jam. Con todos los bailarines en ronda, las estrellas de la noche pasan en pareja a hacer las piruetas que vimos en las pelìculas y creìamos antes imposibles. Las chicas se lucen tanto por sus vestiditos a lunares y piernas voladoras como por el chárleston que consiguen intercalar: improvisan coreografías y nacen pasos propios que se acercan a los de la leyenda.
Está terminando la noche y me temo volveré pronto al presente. Pero cuando me dispongo a resurgir en tristes colores, me llegan noticias: tenemos más oportunidades en gris. El swing llegó para quedarse, y son muchos los espacios para hacerle un lugar.



Ciclo “Hèroes del Swing”: dos sábados al mes en la “Asociación Nacional Italiana” -Adolfo Alsina 1465. https://www.facebook.com/Swingfields

La nota puede leerse en: http://cracnotas.com.ar/no-lo-hagas-sin-swing/



No hay comentarios:

Publicar un comentario