domingo, 30 de marzo de 2014

Realismo. Cuando la realidad supera la ficción

"Si tu gusto gustara del gusto que gusta mi gusto, 
entonces, mi gusto no gustaría del gusto que gusta tu  gusto." 
Refrán popular

Desde que el mundo es mundo la manera en que lo vemos, o al menos la forma en que creemos verlo, está determinada. Influenciados por las concepciones del poder dominante, naturalizamos la mirada de un todo bello al que no cuestionamos. Gravitamos en los márgenes de la sociedad aceptando los cánones estéticos que como divinos, nos son legados en la resignación por aceptar lo que se evidencia incuestionable.
Pierre Bourdieu ha dedicado su obra a demostrarnos cómo aquello que la sociedad incorpora como “el gusto legítimo” y los consumos que hace para ajustársele, son instituidos. Pensaba en los habitus como sistema de disposiciones subjetivas: sistemáticamente, los habitus culturales de los grupos o clases originan representaciones y prácticas, (por ejemplo gustos y consumos culturales) que se distinguen muchas veces rechazándose entre sí. Así los gustos de una clase social identifican, nuclean y relacionan a los individuos que la componen, distinguiéndolos y repeliendo incluso a los individuos de otra clase social.
De Sica - Ladrón de bicicletas  - 1948
Con el devenir de la Revolución Industrial y la efervescencia de la Revolución Francesa, los ideales de Libertad, Fraternidad e Igualdad profesados por la burguesía en camaradería con las clases populares, fueron reemplazándose a medida que el sistema capitalista iba engulléndose la filantropía y vomitaba los restos de miseria del espíritu burgués.
Gustave Courbet, pionero de la corriente realista, en el intento por conciliar los intereses económicos burgueses y el sueño socialista, materializa el compromiso con las clases sociales y los movimientos políticos de izquierda en la vida cotidiana. Ávido de lugares comunes, el realismo devenido conservador, en el distanciamiento de los ideales de belleza aristocrático y la exaltación de los valores de la vida cotidiana burguesa, excluye las masas que desde el ideal pareciera haber comprendido.
La burguesía por pecar de vanguardista roza la ordinariez. Distingue a todos aquellos que con “buena voluntad cultural” acuerdan en la aceptación de la realidad que otros padecen. Pretende enfatizar desde el arte, la verosimilitud de la cotidianeidad que deviene pesadilla. Marchan en los Burgos a las monstruosas ciudades las filas de obreros que ilustran realidades. Engrosan las hileras que alimentan las víctimas fabriles que encienden las febriles creaciones burguesas.
Desde la pintura y la literatura con nombres reales, los personajes y los ambientes, denuncian con falso prodigio en cada trazo las injusticias que la misma mano que pinta y escribe gesta.

“(…) Un día paseaba por Manchester como uno de esos señores de clase media. Le hablé de los desgraciados y pobres barrios bajos y llamé su atención hacia las terribles condiciones de la parte de la ciudad en la que viven los obreros de las fábricas. Le dije que en mi vida había visto una ciudad tan mal construida. Me escuchó pacientemente y en la esquina de la calle en que nos despedimos, comentó: - Y sin embargo, se gana mucho dinero en ellas. ¡Buenos Días! (…)”

De Sica - Ladrón de Bicicletas - 1948
Con estilo preciso, sobrio y sin derroches, en complicidad con el lema capitalista el Realismo propone relatar la realidad desde las voces de los actores mismos. La
omnipresencia de una realidad falaz que cuenta a medias sin adornos ni pretensiones de rigurosidad.

“(…) [Mr.Bentham] transforma los utensilios de madera en un torno por diversión y en su fantasía piensa que puede hacer lo mismo con los hombres. Pero no tiene grandes dotes para la poesía, y apenas puede extraer una moraleja de Shakespeare. Su casa está calentada e iluminada por el vapor. Es una de esas personas que prefieren lo artificial a lo natural en muchas cosas, y omnipotente la inteligencia humana. Siente el mayor desprecio por las perspectivas más allá de sus puertas, por los árboles y los campos verdes y siempre relaciona todo con la utilidad” (…).

Nacido y desarrollado en Italia durante la Segunda Guerra Mundial y la posguerra, el Neorrealismo Italiano nos regala desde el cine las postales irreprochables de los directores Roberto Rossellini, Luchino Visconti, Vittorio De Sica, Michelangelo Antonioni, Giuseppe De Santis, Pietro Germi, Alberto Lattuada, Renato Castellani, Luigi Zampa y el guionista Cesare Zavattini, a los que se unirán en la década siguiente, Francesco Maselliy Carlo Lizzani y en su intención de distinguirse a su mágico uso y costumbre, Federico Fellini.
Roma, cità aperta - 1945
Fieles a la realidad cotidiana, en el marco de las incontenibles pasiones comunistas, el aire libre como escenario en contraposición a los espacios cerrados y atosigantes de las urbes que la guerra vio morir, y la devastación y la ruina son ingredientes constitutivos de las historias de los personajes que inmortalizados en la pantalla nos dan un hálito de esperanza. Se inicia en 1945 con “Roma, ciudad abierta” [“Roma, città aperta”] de Roberto Rossellini, un filme que cuenta la historia del padre Pietro, Luigi Morosini en la realidad, un sacerdote torturado y muerto por los nazis por asistir a compañeros comunistas de la resistencia. Los niños son una parte esencial de la fotografía neorrealista. Son la contracara a la distopía vívida que reflejan, son los partícipes de un escenario nada prometedor.

Vittorio de Sica, en el 48´ con “Ladrón de bicicletas” [“Ladri di biciclette”] sueña el emblema neorrealista: los actores no son profesionales, son personas comunes. Es la historia de Antonio, un trabador que tiene un accidente y le han robado la bicicleta con la que trabajaba. Se decide entonces con sus camaradas a emprender una búsqueda que resultará paradójica porque en el afán de recuperar lo que le pertenece se convertirá en el opresor de un oprimido. “Todo tiene remedio menos la muerte”, le dice Antonio a Bruno, su hijo pequeño, en un tono esperanzador, sin moralinas vacías, ni pretensiones de ocurrencia; en un diálogo que durante todo el filme hace que uno se cuestione quién alecciona a quién.
También en 1948, Luchino Visconti gesta otro de los estandartes neorrealistas cuando “La Tierra tiembla” [“La terra trema”]. La cinta es una docufiction basada en la novela “Malavoglia” del escritor Giovanni Verga, publicada en 1881. En Aci Trezza, un pueblito de pescadores de Sicilia, Italia; Ntoni es un pescador que busca la liberación de los pescadores que son esclavizados por una familia de nobles terratenientes del pueblo.

La labor de los directores italianos en esta y otras producciones, solo se ve equiparado por la calidad de sus guionistas. Suso Cecchi d'Amico y Cesare Zavattini son alguno de los más importantes, que le han dado vida a personajes inolvidables, cargados de emotividad, con escasos recursos pero hondo contenido político, pero por sobre todo, humano.

Se multiplican los ejemplos en el cine italiano, [“Caccia tragica”] o “Caza trágica” de Giuseppe de Santis (1947) con la historia de la búsqueda de entendimiento ideológico después de la caída del fascismo; Pietro Germi en [“Gioventù perduta”] o “Juventud perdida” con guión de Monicelli con la historia de un muchacho policía que debe investigar los delitos del hermano de su novia, son otros de ellos.
Todos persiguen reivindicar desde la pantalla al espectador relegado que en la cotidianeidad de sus días puede reflejarse en los personajes que interpelan su propia historia. Nada de esto habría sido posible sin Jean Renoir, un cineasta francés que en la tendencia irrefrenable de producir atajos que desembocaran en dimensiones abiertamente políticas concibió [“La vie est à nous”] o “Es nuestra Vida” un film propagandístico que incita a los camaradas comunistas a luchar contra los capitalistas. El espanto que le provocaba la idea de un líder mundial como Hitler, era inspirador y devenía en cintas como “El crimen de Monsieur Lange”, “La Marsellesa”, todos de alto voltaje político que iluminarían el camino al Neorrealismo italiano.

La viè est a nous - Jean renoir
Es la misma Historia la que ajusticia con esmero a las víctimas del tiempo. Es la Historia misma la que da lugar a la venganza de la clase obrera, que encuentra su lugar un tiempo más acá. No es el Realismo, no. Será entonces con el Neorrealismo Italiano y desde la pantalla grande donde la clase obrera vaya finalmente al Paraíso.








BIBLIOGRAFIA UTILIZADA:

MECCIA, ERNESTO y POZZI, GRACIELA: “El gusto es un delator: Meditaciones sobre algunas ideas de Pierre Bourdieu para una sociología de la cultura de las clases sociales”

ENGELS, FRIEDRICH: “La situación de la clase obrera en Inglaterra”.

HAZZLITT, W: “The spirit of the Age”: 1825-

Publicada en CRAC! Magazine el 14/04/2014: http://issuu.com/crac/docs/crac____14_realismo

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